Predecir el tráfico; realidad o ficción

Hoy navegando un rato por diferentes blogs, me he encontrado esto en microsiervos.

El artículo habla sobre la utilidad de predecir el tráfico que ofrece Google Maps. Para ello, nos explican en dicho blog, que se usan los datos de días anteriores para generar leyes predictorias (que pueden ser ciertas o no).

Mi propósito es demostrar que, si esta utilidad de Google se populariza lo suficiente en una población, sus predicciones pasarían a ser totalmente falsas. Para ello usaré las herramientas filosóficas aprehendidas en Filosofía de las Ciencias. (Para algo estudiamos los que no nos dedicamos a las integrales y a los binomios).

De esta forma, teniendo en cuenta las premisas anteriores, 1) Cierta parte de la población usa la herramienta de predicción del tráfico de Google y 2) Google se basa en lo sucedido días anteriores, nos encontraremos ante una predicción que se autoniega.

Por ende, si toda la gente navega en Google y lee que "el día 13 habrá mucho tráfico en la calle Atocha", y recomiendan "coger el Paseo del Prado", toda la gente irá por el Paseo del Prado, quedando colapsado éste y libre aquélla. Pero esto no sucede sólo así. Aunque Google no recomienda una ruta alternativa, el mero hecho de publicar que "la calle Atocha estará colapsada", provocará el efecto contrario en la población. Esto es una predicción que se autoniega.

Me atrevo a decir, que problemas como éste, surgen porque el ser humano se empeña en aplicar a la vida social, los métodos y herramientas válidas para la vida natural. Los seres humanos no somos átomos o particulas predecibles, las cuales siempre se comportan de la misma manera ante fenómenos similares. Los seres humanos tenemos dos elementos muy importantes a tener en cuenta, sobre todo cuando queremos realizar leyes predictorias (que de entrada, el término chirría en el mundo humano), a saber, 1) Reactividad y 2) Reflexividad.

Ya sabéis. No hagáis caso tan a la ligera a este tipo de predicciones. Siempre queda leer el reverso del asunto, pero el reverso también tiene un reverso... y así infinítamente en el apasionante mundo de lo social.