martes, 11 de marzo de 2008

Quemando celulosa

Cuando cruzas la delgada línea de la fama todo lo anterior se emborrona, quedando reducido a escombros nucleares, se olvida, se desvanece, se vuelve etéreo e incognoscible, incorpóreo. Cuando cruzas la delgada lína de la fama la vida que viviste, la vida que como río a la mar desemboca de forma natural e incesante, pasa a ser un viejo recuerdo guardado en lo más profundo de los cajones más olvidados, en los obscuros dominios de la aterradora sin-memoria, en los gélidos páramos del destierro sin atisbo mnemotécnico. Cuando cruzas la delga línea de la fama tu vida cambia tanto que es imposible afirmar que hayas tenido vida anterior, pasas a ser un ser perdido en el tiempo, sin recuerdos, sin historias que contar, sin origen, sin salida ni meta, sólo fama, fama y dinero y lujosos coches y falsas sonrisas. El nombre que como eco cavernoso resuena en un ir y venir infinito se desgasta con el tiempo, se erosiona, se rinde como mantequilla ante cuchillo caliente. Cuando cruzas la delgada línea de la fama...

Lo que una vez te perteneció ya no es más que pasto para el fuego del olvido. Lo que una vez abrazaste en tus abrazos ya no es más que cenizas en el viento. Quién eres y de dónde vienes son cumbres inalcanzables en un paisaje nevado donde flota la banda sonora del viento invernal. A dónde vas y por qué son estrellas en el firmamento que lucen pero no las puedes coger. Lo que una vez fuiste y ya no eres pero eres lo que eres porque fuiste lo que fuiste antes del devenir del ser queda enterrado como cofre del tesoro en paradisíacas playas pacíficas. No lo podrás recuperar nunca... eso te dicen los susurros de la noche que te impiden dormir. Empapado en sudor te levantas a medianoche y gritas grito roto insonoro que retumba en la no-noche de tu no-existencia. Eres un ser que no es, como figurita de papel que se dobla a merced del viento.

Lo que una vez fue y ya no es viaja plácidamente en las suaves curvas de Eolo. Un billete de ida, no hay vuelta. Es entonces cuando te arrepientes de las decisiones nefastas en tu vida pasada. Decisiones que como cuervos hambrientos, picotean de tus cuencas ya vacías y extraen el último hálito de alma despojándote de todo cuanto querías, de todo cuanto te quedaba. Te arrepientes de no haber quemado más celulosa... para que los cuervos no se acerquen a tu preciado huerto de recuerdos e historias... para que no te arruinen la vasta cosecha de la memoria histórica. Te arrepientes de no haber quemada más celulosa...

2 comentarios:

JorgeCP dijo...

OIe Yui, habla, para anotarme en tu blog!!!! como Winga!!!!

Shimohira dijo...

Anotar?? No te entiendo xDD

Hablamos por msn luego ;D

 
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