A raíz de la semana tan liada que tengo por El Escorial, he recordado unas bonitas palabras de un profesor de la facultad:
A-¿Qué es un elefante?
B-Pues un mamífero.
A-¿Y?
B-Tiene la cola corta.
A-¿Sí?
B-También tiene las orejas grandes, y antes de que me preguntes más, te diré que también tiene cuatro patas.
A-¡Anda! ¡Entonces un elefante es un conejo grande!
Lo dicho, el rigor de la palabra y su definición.
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