A pesar de que la muerte nos otorga una vida de ventaja antes de llamar a nuestra puerta, algunos han decidido adelantarse a la cita. O al menos se han atrevido a cruzar la calle para poder ver el porche de la muerte. Lo importante es no pisar su jardín, así podrás regresar una y otra vez, hasta que llegue el día en que ella encienda los aspersores y te coja desprevenido.
sábado, 26 de julio de 2008
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